martes, 5 de febrero de 2008

¿QUÉ HACER ANTE UN CASO DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR? (II)

ACTUACIÓN DE LA VÍCTIMASi ya ha tenido que poner en práctica un plan de acción para protegerse de una situación de maltrato debería haber comprobado que este no detiene la violencia y que no podrá usarlo repetidamente pues el agresor ya conoce su modo de operar, si aún no tiene uno, desarróllelo para minimizar las consecuencias pero sea conciente de que la medida con más altos índices de efectividad para detener la violencia intrafamiliar es escapar de la situación, del entorno que la produce y de su agresor.
Para sobrevivir las víctimas a menudo hacen todo lo posible para no ofender o molestar al agresor, usualmente minimizan el daño físico y mental que se les ha provocado, ocultan sus propios resentimientos, necesidades, dolores y se concentran en las necesidades del agresor, generalmente también son muy cuidadosas de no revelar los abusos a terceros, a fin de evitar que confronten al agresor y este emprenda represalias. Estas estrategias de sobrevivencia no son exclusivas de quienes sufren violencia intrafamiliar, sino que son practicadas por prisioneros de guerra y por la mayoría de los seres humanos que se encuentran atrapados en regímenes violentos y opresivos.
Escapar de la violencia intrafamiliar requiere exactamente la estrategia opuesta, exige reunir todas sus fortalezas, que se concentre intensamente en sus propias necesidades y las de sus hijos e hijas y que denuncie el abuso abiertamente ante todos quienes puedan brindarle ayuda. Este cambio de conducta y en general todo el proceso puede resultar difícil, especialmente si se siente angustia, desesperanza y temor, pero es siempre posible.
Tómese un tiempo entre el momento de la agresión y las medidas que tomará, reflexione:
"Los héroes más admirados en cualquier cultura son aquéllos que se han sublevado contra la tiranía, la opresión y han luchado por la libertad y la justicia. Estos héroes, sin embargo, raras veces han luchado solos, sin armas ni tropas o con niños a su lado y con el enemigo atrincherado en su propio hogar, en su corazón y durmiendo en su cama" (De Santis, M., The Greatest Escape, special for victims of domestic violence. Women's Justice Center, Santa Rosa, CA., 2000).
Generalmente serán precisamente estas las condiciones extremas y dolorosas bajo las cuales deberá empezar a realizar su escape de la violencia intrafamiliar, por lo tanto asuma y recuerde que la suya es la más difícil y valiente de todas las batallas, está rescatándose a si misma y a sus hijos e hijas de una vida de horror.
Si ha tomado la decisión de detener la violencia, continúe, tenga confianza en si misma, repita y convénzase de que no existe razón o excusa que justifique que se cometan abusos en su contra, nadie merece ser víctima de violencia, nadie puede obligarla a hacer algo en contra de su voluntad. Posiblemente sentirá miedo, angustia, presión, quizás tema que la violencia solo empeore, no ser capaz de mantener económicamente a su familia, quedarse sin vivienda, que todos le ignoren, tomen partido por el agresor o que este se lleve sus hijos(as). En general todos sus miedos son justificados, así como es real el riesgo de que algunas de estas cosas sucedan y los peligros de tratar de escapar sin un fuerte apoyo ni protecciones adecuadas.
En este momento deberá reaccionar tomando medidas concretas que le ayuden a manejar sus temores y reforzar su seguridad.
Primero: Interiorícese de las acciones para minimizar los riesgos que pueden tomarse y los derechos que posee según la legislación vigente.
Segundo: Pida apoyo a personas de su confianza, identifique y contacte organizaciones y centros de atención a los que puede acudir. Quienes le rodean (familiares, amistades, vecinos, compañeros de trabajo) le ayudarán a no enfrentar sola el proceso, muchos le agradecerán la oportunidad de hacerlo. Probablemente se sienta avergonzada y crea que no merece ayuda, recuerde que es el agresor quien la hace sentir así y que su conducta, no la suya, es criminal e inaceptable, usted no es ni debe sentirse culpable por lo sucedido, por el contrario merece y necesita toda la ayuda que pueda recibir.
Si duda en recurrir a todo las instancias posibles para detener la violencia, ya sea porque su ánimo no es de venganza; piensa que el castigo que puede recibir el agresor está sobredimensionado; siente que aún lo ama (no debe avergonzarse por esto, lo que ama en él probablemente sea real y merecedor de amor) o porque a pesar de que la ha maltratado a usted nunca lo ha hecho con sus hijos (recuerde que los niños testigos de la violencia sufren secuelas similares a los que reciben maltratos directos), mantendrá presente el peligro de que usen más violencia en su contra para restablecer el control.
Si por el contrario utiliza todos los medios a su alcance, estará mejor protegida, tendrá más tiempo para pensar, respirar y actuar, pues el agresor desviará su atención hacia el peso del sistema que está cayendo sobre él y le estará entregando un claro mensaje de que sus maniobras ya no funcionarán, además podrá prevenir así que intente vengarse.
No se dé por vencida, la violencia suele extinguir las esperanzas, atrévase y continúe. Aunque en algún momento parezca imposible alcanzar sus sueños recuerde siempre que merece paz, felicidad, libertad, justicia y toda la ayuda necesaria.
fuente www.violenciaintrafamiliar.org
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